29 octubre 2024

¿Cómo afecta el Parkinson a la movilidad y el equilibrio?

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La enfermedad de Parkinson es una afección neurológica progresiva que afecta significativamente a la movilidad y el equilibrio, lo que plantea muchos retos a las personas diagnosticadas. Al tratarse de un trastorno complejo que afecta principalmente al control de los movimientos, puede hacer que incluso las actividades cotidianas más sencillas resulten desalentadoras.
 
Sin embargo, si entendemos cómo afecta el Parkinson a las distintas partes del cerebro y los síntomas asociados, podemos explorar estrategias prácticas para gestionar los problemas de movilidad y mantener la independencia. En esta guía, hemos analizado cómo puede afectar el Parkinson a la movilidad y el equilibrio, así como otra información útil.
 

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

 
La enfermedad de Parkinson implica el deterioro de las células nerviosas en partes específicas del cerebro, en particular los ganglios basales, que desempeñan un papel crucial en la coordinación del movimiento. Esta zona del cerebro produce dopamina, un neurotransmisor vital para un movimiento suave y controlado. Cuando los niveles de dopamina disminuyen debido a la pérdida de estas células nerviosas, las personas experimentan una movilidad reducida y diversos síntomas motores.
 

Los síntomas del Parkinson incluye

  • Bradicinesia: Se refiere a la lentitud de movimientos, que afecta a tareas como caminar o vestirse.
  • Temblores: Estos temblores incontrolables, que suelen empezar en las manos, pueden alterar el control motor fino.
  • Rigidez: La rigidez muscular provoca incomodidad y una amplitud de movimiento limitada.
  • Inestabilidad postural: Es un factor importante en los problemas de equilibrio, lo que dificulta estar de pie, caminar o cambiar de postura sin riesgo de caerse.
 

Cómo afecta el Parkinson a la movilidad

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Para muchas personas con Parkinson, los problemas de movilidad se manifiestan a menudo como una marcha arrastrada, en la que los pasos se vuelven más cortos y vacilantes. La experiencia de «congelación de la marcha» puede hacer que las personas se sientan bloqueadas, sobre todo al iniciar el movimiento o cambiar de dirección. Este bloqueo está estrechamente relacionado con la incapacidad del cerebro para procesar eficazmente las señales de movimiento, lo que provoca una mayor frustración y ansiedad en las actividades cotidianas.
A medida que la enfermedad de Parkinson avanza, las personas también pueden notar que disminuyen los movimientos automáticos, como balancear los brazos al caminar. La falta de estos movimientos automáticos puede dificultar aún más la fluidez en el movimiento, haciendo que caminar resulte laborioso y cansado.
 

Equilibrio y riesgo de caídas

 
La inestabilidad postural es el principal síntoma de la enfermedad de Parkinson y es lo que contribuye a la mayoría de los problemas de equilibrio. Las personas con Parkinson a menudo tienen dificultades para mantener una postura erguida, y su cuerpo puede no reaccionar con la suficiente rapidez para mantenerlos estables cuando cambian de peso o de posición.
 
Esta inestabilidad aumenta el riesgo de caídas, que es una preocupación importante para las personas que viven con Parkinson. Las caídas suponen un peligro de lesión y pueden provocar miedo e indecisión, lo que se traduce en una movilidad reducida y un estilo de vida más sedentario.
 
Aunque el Parkinson presenta importantes retos para la movilidad y el equilibrio, diversas estrategias pueden ayudar a las personas a controlar estos síntomas de forma eficaz. La combinación de terapias, ejercicio y ajustes en el estilo de vida puede mejorar enormemente la calidad de vida y mantener la independencia.
 

Fisioterapia y entrenamiento de la marcha

 
La fisioterapia es importante para gestionar la movilidad reducida de las personas con Parkinson. Un fisioterapeuta cualificado puede desarrollar un programa de ejercicios personalizado dirigido a la fuerza, la flexibilidad y la coordinación. Estos ejercicios pueden tratar específicamente la postura, la rigidez y los problemas de la marcha, permitiendo a las personas recuperar el control de sus movimientos.
 
El entrenamiento de la marcha es una parte esencial de la fisioterapia y se centra en enseñar técnicas eficaces para caminar. Métodos como la visualización de los pasos sobre líneas en el suelo o el uso de señales rítmicas como la música pueden ayudar a reconfigurar el cerebro para facilitar un movimiento más suave y reducir los episodios de congelación.
 

Ejercicio regular y movimiento consciente

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Hacer ejercicio con regularidad es crucial para controlar los síntomas del Parkinson. Las actividades aeróbicas como caminar, nadar o montar en bicicleta pueden mejorar la forma física general y favorecer la movilidad. Se ha demostrado que el ejercicio mejora el estado de ánimo, lo que puede ayudar a gestionar los aspectos psicológicos de vivir con Parkinson.
 
Las prácticas de movimiento consciente, como el Tai Chi y el yoga, se centran en movimientos lentos y deliberados que mejoran el equilibrio y la coordinación. Estos ejercicios pueden ayudar a las personas a recuperar la confianza en sus movimientos, al tiempo que reducen el estrés y mejoran el bienestar general.
 

Dispositivos de asistencia y modificaciones en el hogar

 
A medida que aumentan los problemas de movilidad y equilibrio, los dispositivos de asistencia pueden proporcionar un valioso apoyo. Herramientas como bastones, andadores o andadores rodantes especializados permiten a las personas moverse con mayor confianza y seguridad. Los salvaescaleras también pueden ser una solución excelente para quienes viven en casas de varios niveles, ya que facilitan el acceso a las escaleras y reducen el riesgo de caídas.
 
La enfermedad de Parkinson afecta considerablemente a la movilidad y el equilibrio, lo que dificulta las actividades cotidianas de los afectados. Comprender las raíces neurológicas de estos problemas puede ayudar a las personas a tomar medidas proactivas para controlar sus síntomas.
 
A medida que envejecemos, es fácil facilitar la vida y las rutinas cotidianas con la ayuda de dispositivos de movilidad. Tanto si se trata de una salvaescaleras exterior como de una salvaescaleras interior, pueden ser útiles si tiene problemas de movilidad como el Parkinson.
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